jueves, 17 de marzo de 2011

EL ADIOS A UNA GRAN DAMA por Julia Navarro



Hay vidas que iluminan la vida de los otros y eso es lo que hizo Josefina Aldecoa iluminarnos, hacernos mejores a todos los que tuvimos el privilegio de conocerla. Josefina Aldecoa ha sido no sólo una gran escritora, sino que su inteligencia y talento la convirtieron en una de las mejores pedagogas con que ha contado nuestro país.

Hay vidas que iluminan la vida de los otros y eso es lo que hizo Josefina Aldecoa iluminarnos, hacernos mejores a todos los que tuvimos el privilegio de conocerla. Josefina Aldecoa ha sido no sólo una gran escritora, sino que su inteligencia y talento la convirtieron en una de las mejores pedagogas con que ha contado nuestro país.

Son unas cuantas generaciones las que se educaron con Josefina aprendiendo de ella valores inmutables y universales como lo son el aprecio por el conocimiento, la curiosidad por cuanto sucede alrededor, el no permanecer indiferente frente al dolor ajeno, la solidaridad, la tolerancia, incluso el sentido común, y sobre todo fue capaz de educar en libertad y en igualdad.

El Colegio Estilo fue un remanso de tolerancia en los años del franquismo, donde a los niños se les inculcaba valores democráticos, tolerancia y el sentido profundo de la libertad. Les contaré una anécdota que define la gran calidad de Josefina como educadora. Hace unos años uno de sus alumnos salió llorando de clase. Cuando le preguntaron qué le sucedía respondió que lloraba porque se había portado mal y Josefina le había mandado llamar a su despacho.

La respuesta fue sorprendente: "No, no me ha regañado, me ha explicado lo que he hecho mal, y lo que siento y por lo que lloro es porque la he dado un disgusto, y yo no quiero dar disgustos a Josefina".

Quien se haya educado con Josefina la llevará consigo para siempre. Como escritora, Josefina Aldecoa nos ha dejado el regalo de libros imprescindibles como "Historia de una maestra", "Mujeres de negro", "La fuerza del Destino", "El Dilema", "Las Hermanas", "La Enredadera" y libros de relatos y cuentos como "Fiebre", "Los últimos domingos", etc. Libros cargados de sensibilidad e inteligencia, en los que Josefina nos retrata el alma de unos personajes que no nos dejan indiferentes.

Era tal su personalidad que cuando se murió su marido, el gran Ignacio Aldecoa, Josefina decidió relegar su apellido y adoptar el de su marido. Era su manera de rendirle un homenaje permanente, de recordarle y que le recordaran siempre.

Cuando Josefina entraba en una estancia lo llenaba todo. Era una mujer bellísima, lo era incluso ahora con sus más de ochenta años, pero sobre todo era su personalidad, la serenidad y seguridad que desprendía, su consistencia intelectual, también su inmensa bondad.

Ahora que Josefina se ha ido, le toca a su hija Susana mantener la llama, de mantener ese estilo diferente de educar, a sus padres Ignacio y Josefina nunca se les podrá olvidar porque ambos están en la Historia de los mejores. Descanse en paz.


jueves 17 de marzo de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario