lunes, 16 de mayo de 2011

ENTREVISTA DE JORGE MANGAS PEÑA A FERNANDO LALANA . ABRIL 2004

¿Qué te impulsa a escribir? ¿Cuándo y por qué y cómo empezaste a escribir?

Los motivos son dos, principalmente: El dar de comer a mi familia a diario y la necesidad personal de que la gente me quiera. Por supuesto, no concibo la literatura sin lectores y sin que los lectores me hagan llegar sus halagos. Sobre la segunda pregunta: Empecé a escribir a los catorce años. Cuentos muy cortos. Para intentar ligar con las chicas que me gustaban. Daba muy buen resultado, por cierto.

¿Qué quieres contar?


Me es indiferente, con tal de no dejar indiferentes a los lectores. Siempre que sean historias divertidas, emocionantes, interesantes... cualquier cosa. Excepto mi vida. Y nada de dar lecciones o de intentar convencer a los lectores de que piensen como yo. Mucho ojo con esos autores "didácticos" que se creen en posesión de La Verdad.

¿Cómo quieres contar (técnicas, medios expresivos, estética...)? ¿Lo consigues siempre?


Suelo narrar en primera persona y hacerlo en clave de humor. O, al menos, utilizar el humor siempre que puedo, que es casi siempre. Las intrigas se me dan bien y me divierten, también. Tengo facilidad para escribir teatro pero como no estoy metido en los círculos necesarios como para que me dé dinero, escribo teatro solo esporádicamente y siempre por encargo. Poesía, nada. Eso es otro nivel. Para hacer poesía hay que nacer poeta y yo no he nacido poeta. No confundir "poesía" con hacer versos, claro está.

Proceso creativo: ante el germen de una historia o poema, ¿permites que te crezca dentro y madure el tiempo que resulte necesario antes de verterlo a papel o lo viertes desde el primer indicio y permites que se desarrolle ya en el exterior y te arrastre?


Yo soy de los que creen que los libros hay que pensarlos totalmente antes de escribirlos. Cuando me pongo a escribir la primera línea es porque ya sé todo lo que quiero contar. Posiblemente llevo varios meses (en ocasiones, incluso años) dándole vueltas en la cabeza. Cuanto más claro lo tengo, mejor y más rápido lo escribo.

¿Estudio, aprendizaje y perfeccionamiento de técnicas o espontaneidad y escritura "de oído"?


A escribir se aprende leyendo. Y se mejora practicando, como todos los oficios. Las "academias de escritores" me parecen una tomadura de pelo.

¿Cómo se puede reconocer la "pasión" en un texto? ¿Cómo se le puede añadir pasión a un texto en apariencia "frío o cerebral"? ¿Es necesaria la pasión? ¿Dónde están los límites?


Ni idea, realmente. Aunque no creo que sea necesaria la pasión para apasionar al lector, que en el fondo es lo único importante. La buena técnica, el buen oficio, creo que son más importantes que la pasión. Eso sí, límites, ninguno. Cada cual, hasta donde quiera. O pueda.

¿Te obligas a no contar lo que quisieras contar (autocensura)? ¿Aceptas mordazas externas? ¿En qué circunstancias la autocensura (o la censura externa) puede ser necesaria?


Yo siempre escribo lo que me apetece. Nunca tengo la sensación de practicar la autocensura. Quizá tengo el listón muy bajo y no me hace falta. Todas las editoriales practican la censura en lo que llaman su "línea editorial". No conozco ninguna dispuesta a publicar cualquier cosa, sin límite alguno. Pero, precisamente lo que una rechaza, otra lo acepta y ese es el medio de esquivar esa limitación. El único límite que yo admito es el de la ley, en cada lugar y en cada momento.

¿Diriges la obra a un lector (espectador) o el hecho de que alguien pueda leer lo escrito es secundario? ¿Piensas en allanarle el camino al lector o el lector debe adaptarse a las posibles dificultades del texto?


Puede parecer contradictorio pero no lo es: Yo escribo para mí y no para los lectores, en el sentido de seguir mis propios criterios siempre y nunca tratar de hacer obras "prefabricadas". Pero, al mismo tiempo, no concibo escribir si no es para que alguien lo lea. Más aún: Para que alguien lo lea y luego venga a decirte que le ha gustado eso que ha leído. Yo no encuentro placer en escribir. Solo en sentir la respuesta favorable de mis lectores. Insisto: Yo escribo para que la gente me quiera; y si no es así, esto no tiene ninguna gracia.

Cómo te defines a ti mismo como autor (estilo, inquietudes, horizonte-proyectos...).


Un mercenario. Yo siempre he escrito para obtener algo a cambio: Para ligar con una chica, para ganar dinero, para recibir halagos de los lectores... Y si me toca la lotería, prometo firmemente no volver a escribir ni una línea más. Ese es mi máximo anhelo, tras haber puesto en el mercado ochenta y cinco libros, por ahora.

Ante el bloqueo creativo (durante la construcción de una obra, o antes de comenzarla, o recién terminada), ¿qué soluciones adoptas?


¿Bloqueo? ¿Qué bloqueo?

El escritor, ¿debe abrirse o cerrarse al diálogo con otros autores? ¿Se pueden romper las barreras generacionales, entre tendencias, entre artes, entre países y entre ámbitos culturales?


Se puede hacer, claro, como en todos los órdenes de la vida. Pero ni me parece necesario ni creo que las fusiones culturales, generacionales, etc. garanticen resultados artísticos o creativos superiores a la suma de esos esfuerzos artísticos aislados. El diálogo entre autores no me parece mal pero no creo que altere sustancialmente la capacidad de cada cual. Y, por supuesto, también hay autores imbéciles con los que es mejor ni hablar, no sea que te contagien su estupidez.

Pregunta abierta: anota aquí si quieres aquello que desees aportar según tus experiencias y que no queda recogido en las cuestiones anteriores.


Algo que todos sabemos: En España, el mercado editorial es un verdadero dislate. Siendo un país escasamente lector, se publica en cantidades disparatadas. Siendo muy, muy generoso, considero que la mitad de lo que se publica en España (tanto original como traducciones de extranjeros) nunca debería haber visto la luz.
Mientras yo soy cada vez más consciente de las grandes dificultades y de la gran especialización que supone escribir para niños, veo cómo la literatura infantil y juvenil es menospreciada cada vez en mayor medida. Sobre todo, por parte de sujetos que se autoproclaman escritores y no saben ni siquiera utilizar correctamente el subjuntivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario